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  Condición de las flores
Mario Bellatín

138 páginas; 20x13 cm.
Entropía, 2008
ISBN: 978-987-23508-8-8
         
         
       
       
       
 

«La ausencia de risa en los textos de Bellatin no es un síntoma de pesadumbre, sino todo lo contrario: la liberación de esa potencia de toda servidumbre, de todo pacto y de toda interdicción. ¿No es la suspensión de las servidumbres, los pactos y las interdicciones lo que los textos de Bellatin muestran una y otra vez como efecto de un desastre del que no se sabe bien si los mismos textos son su causa o su consecuencia? Decidir sobre este punto, sin embargo, importa poco: en Bellatin, el desastre es su propia inminencia y la condición de posibilidad de la des-escritura que sus textos vienen exponiendo con tenacidad.
El único enemigo, en estos textos que se postulan como fotos imaginarias, es la realidad (es decir: la cultura). El texto que abre este volumen y el que lo cierra son explícitos en este punto, un tesoro para los cazadores de escenas de lectura/escritura: el que hace quince años, en alguno de los inéditos que el libro recupera, era un escritor, se ha transformado ahora en una fotógrafa que usa la cámara sin presionar jamás el obturador. Lo fotográfico, dice Bellatin, no es del orden del registro, sino del encuadre. Nada más hace falta, y la escritura debería ser capaz de aprender esa lección. El texto no es una ensoñación, sino una fantasmagoría. El texto no es un registro de nada más que un gesto.»

Daniel Link

 

Contratapa
 
 
     
 
Fragmento

Tiempo de orquídea

Lo que parezco buscar en un texto, como en cualquier manifestación artística a la que me enfrente, es la posibilidad de transitar por un espacio paralelo de la realidad, sometido a reglas propias. Pienso que no sólo en los libros o en el arte se pueden encontrar estas características. Siento que también pueden hallarse en los espacios religiosos, en los cuartos oscuros, en las casas del terror de los campos feriales, y en los estados personales cuando se encuentran exaltados.

 

Tiempo de rosa

Este ejercicio de desplazarme por espacios alternos hace que no esté seguro de que lea realmente los libros que pretendo leer. Más bien los contemplo, los admiro, husmeo en su interior. Para realizar una mecánica semejante es necesaria la presencia de varios volúmenes al mismo tiempo. De diferentes características además. Recuerdo épocas en las que he estado atrapado en quince libros o más. Esta práctica puede estar motivada por una necesidad de orden personal antes que artística. No pienso, al hacerlo, que semejante manera de leer me pueda servir para luego componer mis propias obras. Aunque si tomo en cuenta el método que utilizo para acercarme a los libros y la forma que tengo de crearlos, me parece que ya el simple hecho de apreciar un libro es una manera de creación.

 

     
       

Autor

 

 

 

 

 

 
             
      Mario Bellatin (Ciudad de México, 1960) es escritor y
director de la Escuela Dinámica de Escritores.
Publicó sus primeras cinco novelas en Perú, donde pasó
su infancia y su adolescencia. Tras estudiar en la Escuela
Internacional de Cine Latinoamericano de San Antonio
de los Baños, Cuba, regresó a México, donde fue director
del área de Literatura y Humanidades de la Universidad
del Claustro de Sor Juana y miembro del Sistema
Nacional de Creadores de México. En 2000, fue finalista
del Premio Medicis a la mejor novela extranjera publicada
en Francia. Al año siguiente ganó el premio Xavier
Villaurrutia por su novela Flores, y en 2002 recibió una
beca de la Fundación Guggenheim.
Parte de su obra fue editada en alemán, italiano,
portugués e inglés, y es objeto de estudio en universidades
de todo el mundo. Entre sus libros publicados se
encuentran Las mujeres de sal, Efecto invernadero, Canon
perpetuo, Salón de belleza, Damas chinas, Poeta ciego,
El jardín de la señora Murakami, Flores, Shiki Nagaoka:
una nariz de ficción, La escuela del dolor humano de
Sechuán, Jacobo el mutante, Perros héroes, Lecciones para
una liebre muerta, Pájaro transparente y El gran vidrio.
Actualmente reside en México.
     
                 

Reseñas

 

 





Revista Ñ
(Virginia Cosin)

[Revista Ñ]

 

Un espectáculo de realidad

por Virginia Cosin

 

La materialidad física de Condición de las Flores, el último libro publicado por el escritor mexicano Mario Bellatín, no es diferente de la de cualquier libro clásico: sus páginas están encuadernadas entre una tapa y una contratapa, en la solapa se consignan los datos biográficos del autor, en su interior no hay fotos, ni dibujos.
Sin embargo se trata de un libro-objeto. Una “caja negra” dentro de la que se encuentra una combinatoria de elementos que más tarde serán revelados. Un artefacto por medio del cual es posible asistir al proceso de apareamiento y germinación de algunos de los textos que ya forman parte del canon de la nueva literatura latinoamericana.
Efecto invernadero, Lecciones para una liebre muerta, Canon perpetuo, Salón de belleza, El gran vidrio son, entre otros, algunos de los títulos que Bellatín publicó a través de importantes editoriales una vez que su nombre comenzó a circular. Actualmente considerado uno de los exponentes principales de un tipo de literatura radical y novedosa, lejos de la tradición y cerca –mucho más cerca- del nuevo boom que rompió (si hace crack es boom) con los parámetros previamente establecidos, dueño de un estilo que escapa a las convenciones: fragmentario, escueto, sincrónico, atonal; Mario Bellatín fue, en algún momento, un escritor anónimo. Durante ese tiempo, debido a una suerte de temor patológico, carente de recursos económicos (no podía siquiera sacar fotocopias), les entregaba a sus amigos en consignación una serie de textos -borradores, apuntes- mecanografiados en una máquina portátil Underwood del año 1915, para que los resguardaran de posibles catástrofes. Buena parte de esos mismos textos fueron, también, ofrecidos como forma de pago a su psicoanalista de orientación lacaniana. “Me pagas con palabras”, fue la propuesta de ella, en aquel momento. El valor de esos textos, adquiridos en pleno ejercicio de la transferencia analista-paciente, creció con el correr del tiempo a medida que crecía la figura del escritor. Años más tarde, abocada a la tarea de recopilar esos escritos dispersos, la crítica Graciela Goldchluk contactó a la psicoanalista Laura Benetti quien, en un acto auténticamente “derrideano” los donó para que fueran publicados.
Condición de las flores es, entonces, un libro de pre - textos que se funden con el contexto (la historia que rodea su publicación), de modo que sus bordes se desdibujan, se derraman unos sobre otros como una pieza de alfarería en pleno proceso de elaboración, en el que las manos untadas de material no se distinguen del objeto. Allí, adentro y afuera son uno: el libro se hace y se deshace en sus intersticios. Las anotaciones de Goldchluk bordan los márgenes del libro, reponiendo a partir de una meticulosa descripción las condiciones performáticas del escrito original: desde el tipo de papel utilizado hasta el color de la birome con la cual el autor realizaba las correcciones del texto mecanografiado en la vieja máquina de escribir.
Mario Bellatín ha confesado que este es un libro que, habiéndolo escrito, no fue leído por él jamás. De modo que el interés que despierta, más allá de la curiosidad que pueda suscitar su lectura, reside en su particular construcción de alguna forma ejecutada a cuatro manos y a la manera de un ready made. Gracias a su particular carácter híbrido, se instala en el panorama actual más como una obra de arte contemporáneo, un “espectáculo de realidad” como lo definiría el crítico rosarino Reinaldo Laddaga, que como un tradicional objeto literario.