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  Todo esto será tuyo
Augusto Bianco

240 páginas; 20x13 cm.
Entropía, 2005
ISBN: 987-21040-5-0
 
         
               
             
               
 

El protagonista de esta historia cambia permanentemente: de aspecto, de nombre, de ocupación, de residencia, de dueño... Su vida –un hipnótico tour de force pautado por el extrañamiento y el vértigo– evoluciona entre dos momentos decisivos de un improbable arco narrativo: cómo un adolescente de un olvidado orfanato de provincias llega a convertirse en la pieza clave de una sociedad dominada por una corporación ubicua, en un porvenir tan fantasmático como reconocible.
En este crescendo argumental, Todo esto será tuyo ensambla una serie de universos tan disímiles como apasionantes y originales: la tauromaquia, la resistencia futurista, el boxeo, la guerrilla centroamericana, la distopía hipertecnológica; mundos exuberantes que fluyen y se encauzan en virtud de su potencia y de su capacidad para traccionar el relato.
En este tránsito, también, la forma misma de la novela sufre su mutación, y se postula como un intenso laboratorio de géneros en el que todo es posible: el realismo, la ciencia ficción, la fantástica, la narrativa de aventuras... Entre estos extremos, lo que permanece invariable es la extraordinaria voz narrativa, que Augusto Bianco modula como una caja de resonancia a partir de este radical trabajo sobre el lenguaje.

 

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10

 

Caminaron hasta un galpón semiderruido.
Treparon por una escalera desvencijada y desembocaron en un salón polvoriento lleno de voces, gritos, repiquetes. En la pared se leía: “El que afloja, pierde.”
Subidos a un mueble, dos bañistas se trompeaban con las manos enguantadas. Cuando se acertaban, se escuchaba ¡plaf! Desde abajo les gritaban.
El policía intercambió algunas palabras con un pelado que llevaba una toalla de bufanda.

–Vení –lo llamaron.
El otro lo miró de arriba abajo.
–Dame las manos.
Se las enguantó.
–Ahora, subí –dijo el comisario–. Por si no te avivaste, ése es el ring.

Tras él, trepó uno de los bañistas.
Apenas sonó la campana se le fue encima.
A fuerza de sopapos le iluminó la cara. Como se reía, el otro paró. El pelado hizo una seña.
–¡Dale, nomás!
La lluvia de golpes continuó. Cada tanto Amaral devolvía alguno, sin convicción.
–Mirá, rascabuche –intervino el de uniforme–. No te vas a divertir gratis. Tenés que poner lo tuyo, si no, chau guita, minas, todo. Ahora, la cosa sigue, vos te cubrís. Te cubrís y pegás. Tampoco es cuestión de quedar tarado. Y cuando yo diga ¡ponga!, vos le entrás con alma y vida. ¿Entendido? ¡Contestá!
–Se sabe.
–No te hagás el rana. Acordate, cuando yo diga...

Y cuando el comisario dijo él puso y el bañista se fue a dormir.
Así comenzó su carrera de boxeador.

 

 

Fragmento
           
               

Autor

 

 

 


 

   
       
                 
     

Augusto Bianco (Udine, Italia, 1942)
Periodista, traductor, fundador de Rompan Fila Ediciones
(1975); co-director de la revista Educoo, por una educación
alternativa (1984).
Publicó, entre otros, Pequeña historia del trabajo ilustrada,
Contrapunto y La escuela Cossettini, cuna de democracia.

Todo esto será tuyo resultó finalista del Premio
Clarín de Novela 2003.


   
                 

Reseñas

 

 





Radar Libros
(Lautaro Ortíz)

La Capital
(Lautaro Ortíz)

 

 






[Radar Libros]

 

Boxeando con las palabras

Por Lautaro Ortiz

Un trabajo extremo con el lenguaje caracteriza la primera novela de un escritor maduro.

Pegar y ser golpeado. Eso es lo que encuentra el protagonista Juan Amaral durante su peregrinaje relatado en Todo esto será tuyo, primera novela de Augusto Bianco, nacido en Italia en 1942 y con una larga trayectoria en el país como periodista, traductor y editor.

Con una prosa deliberadamente sucia, tartamuda, construida a tijeretazos, Bianco despierta de la larga siesta a cualquier lector que se le anime a sus páginas. Claro, cualquier lector quiere decir aquel que desprecie del género las descripciones detalladas, la falta de imaginación, las largas reflexiones al margen de la historia y una prosa no vinculada con la gestualidad de la poesía, es decir, sin ritmo.

El personaje central es una suerte de bestia marginal (“vivía en estado de brotación salvaje”, lo describe Bianco) que pasa por lo peor de la vida: la violencia de un orfanato; el amor salvaje con su madre; el éxito como boxeador sanguinario (con el apodo de Amasijo Noyo masacra a sus rivales con “el disparo a repetición, el falso trompadón, el firulete distractivo, el bolopunch cruzado”) y hasta se convierte en el creador de un nuevo deporte: el boxtoreo. En su largo camino de penurias (va sin nombre aceptando la identidad que le depara cada aventura), el personaje se enfrenta al mundo de la soledad que impone la hipertecnología y hasta presta su cabeza para el nudo de la guerrilla centroamericana. Al igual que Jesús (el título de la novela remite al relato bíblico), Juan Amaral descubre en los golpes el verdadero sentido de la existencia humana y de su raza.

La figura del abuelo, esquizofrénico ingeniero perteneciente a una hermandad del aire y creador del dirigible Utopía (siempre está cuando a su nieto le faltan fuerzas) es un logro en la novela. Un personaje dibujado por dos o tres trazos porque lo que importa es lo que sale de su boca: “Ya quisiera para mí la contundencia de la rama, capaz de dosificar la sal de la tierra, plegarse a la tormenta, filtrar las radiaciones. ¡Cuánto más extraviados son los frutos del pensamiento humano! El estado de gracia es el estado vegetal humanizado, grité una vez en el seminario. A partir de ahí, me consideraron loco”. La dupla nieto-abuelo trabaja el contraste: tierra-sueños, muerte-vida, pensamiento-práctica. Uno en la tierra sufriendo, el otro en el aire enseñando: mientras Amaral se rompe el cuerpo descifrando el mundo, su abuelo desde lo alto se rompe los ojos viendo la imposibilidad de su sangre.

Entre resonancias de Arlt y Borges se escucha la humorada a la que siempre recurre Bianco para levantar la historia: juegos con refranes, con citas tangueras, guiños eruditos, gestualidades políticas y una velocidad en el relato que asombra. Sus descripciones son un ejemplo: “Escorado, el dirigible rola en la borrasca”; “Brota la torre como un hongo arrancado de la tierra por la fuerza del sol”; o el comienzo memorable: “El tren viaja por el espacio abriendo el universo. Verdetierra, verdetierra, laguna y cielo, desparramo de pájaros, alambrado y silencio”.

Bianco no respeta el equilibrio entre la historia y la prosa, y eso hace que su novela sea distinta. A Todo esto será tuyo habrá que sumarla a esa literatura que no vive de prestado sino que escarba el centro, que le mira los ojos a la novela.

 

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[La Capital]

La vida violenta

Por Lautaro Ortiz


Tres elementos, nada frecuentes en la narrativa argentina actual, reúne Augusto Bianco (periodista, traductor y fundador de la mítica editorial Rompan Fila de los años 70) en las páginas de esta novela: humor, imaginación y un desparpajo formal que intenta con éxito destruir la columna vertebral de este género. Su historia es el relato de la vida de Juan Amaral (uno de los tantos nombres que tiene el protagonista) y su aventura, la búsqueda de su identidad. El personaje es una suerte de bestia marginal ("vivía en estado de brotación salvaje") que descubre el mundo a partir de la violencia: su placer es pegar y ser golpeado. Como si en los golpes que da y recibe estuviera el verdadero sentido de la existencia.

Mientras le cuenta a su madre adoptiva una vida construida a partir de golpes de puño, Amaral desnuda su existencia: la vida en un orfanato; el amor violento con su madre; el éxito como boxeador sanguinario (con el apodo de Amasijo Noyo lleva el boxeo a los límites con la muerte, masacrando a sus rivales con "el disparo a repetición, el falso trompadón, el firulete distractivo, el bolopunch cruzado"); el descubrimiento de un nuevo deporte como el "boxtoreo" (Amaral es capaz de derribar a los animales a las trompadas); la opresión de la hipertecnología y hasta la guerrilla centroamericana. Desde los aires, su abuelo (un ingeniero esquizofrénico perteneciente a una hermandad del aire) le sigue los pasos, acompañándolo a distintos lugares del mundo, a bordo de un dirigible bautizado Utopía.

Como una especie de dios griego, el abuelo rescata a su nieto al final de cada aventura (el dirigible sirve de deus ex machina para cada escena) cuando la muerte acecha y el cuerpo de Amaral se reblandece. La dupla nieto-abuelo, no es otra cosa que la conversación entre la experiencia y la práctica, lo político y lo social, entre el que conoce la violencia del mundo y el que la enfrenta. La teoría está en el aire y la práctica sobre la tierra. A partir de esos polos, Bianco hace su retrato de ciertas ambiciones humanas dominadas por lograr el éxito: el dinero, los terratenientes, los empresarios, la policía y hasta los medios de comunicación.

Con un cuidadoso trabajo de lenguaje, a veces deliberante sucio, tartamudo, Bianco logra un primer golpe desde el inicio que nunca decae: "El tren viaja por el espacio abriendo el universo. Verdetierra, verdetierra, laguna y cielo, desparramo de pájaros, alambrado y silencio". No hay lugar para aburridas descripciones, ni reflexiones ensayísticas, el relato demanda velocidad y así lo escribe Bianco ("Rompe el amarillo sobre los campos mojados. Humean los plátanos. Muge el ganado") En ese vértigo el autor logra por momentos que el personaje Amaral se asemeje a un personaje de historieta tratando de hallar, en cada uno de los 47 capítulos, el tesoro de la aventura.

Como un Rabelais de estas tierras, Bianco junta, pega y juega con expresiones populares, eruditas, refranes, citas y letras de tango, siempre tamizado por un humor ácido, que da pie a un retrato monstruoso de la sociedad como sistema de vida. "El planeta se parece cada vez más a un huevo de codorniz, con pequeñas manchas de bienestar en medio de un océano de miseria. El desempleo, la pobreza y la corrupción no son problemas sino soluciones. Los dueños del mundo sólo dudan entre abandonar la gente a su suerte o ayudarla a desaparecer más rápidamente antes que se vuelva demasiado peligrosa", dice el abuelo a su nieto que siempre responde con ingenio: "Bajá de la rama, imaginero".

El sabor del final es el de una novela irrepetible y -teniendo en cuenta los ejes de la narrativa actual- única en su especie. "Todo esto será tuyo" tiene el mérito de poner al género otra vez en su lugar: en el campo de la pura imaginación.

       
             
         
     

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